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Roque Dalton: Unas Poemas

Acaba de leer  La ventana en el rostro, que no he leído por anos, y en este entonces no sabía nada de las referencias a Nazim Hikmet, no apreciaba tanto Federico García Lorca. Este libro publicado por la UCA e imprimido en El Salvador, traído a Los Ángeles por Don Toñito. Uno de los pocos libros, junto con Poemas Clandestinos, que he guardado conmigo desde este entonces, ya casi veinte años.

Ayer

Junto al dolor del mundo mi pequeño dolor,
junto a mi arresto colegial la verdadera cárcel de los hombres sin voz,
junto a mi sal de lágrimas
la costra secular que sepultó montañas y oropéndolas,
junto a mi mano desarmada el fuego,
junto al fuego el huracán y los fríos derrumbes,
junto a mi sed los niños ahogados
danzando interminablemente sin noches ni estaturas,
junto a mi corazón los duros horizontes
y las flores,
junto a mi miedo el miedo que vencieron los muertos,
junto a mi soledad la vida que recorro,
junto a la diseminada desesperación que me ofrecen,
los ojos de los que amo
diciendo que me aman.

Pero Cantos a Anastasio Aquino? Híjole, son los que mas me encantaban esta vez.

Así comienza:

Anastasio Aquino fue la encarnación del más antiguo
ideal del hombre pacíficamente americano: el ideal de
convivir con la tierra, con la libertad, con el amor
repartiéndose.

En el año de 1832, exactamente un siglo antes de la
dolorosa epopeya de Feliciano Ama y Farabundo Martí,
padres de la patria futura, Anastasio Aquino se rebeló al
frente de la comunidad indígena de San Pedro Nonualco,
contra el sistema opresor de los blancos y ladinos ricos
que comerciaban, como ahora comercian, con el hambre
y el dolor del indio.

Después de muchas batallas victoriosos, fue capturado
por las fuerzas del gobierno salvadoreño y fusilado el
24 de junio de 1833.

Y sigue:

Orígenes

I

Tu pie descalzo ante la dura tierra: barro en el barro.
Tu rostro unánime ante el pueblo: sangre en la sangre.
Tu voz viril de campo enardecido: grito en el grito.
Tu cuerpo, catedral de músculo rebelde: hombre en el hombre.
Tu corazón de pétalos morenos, sin espinas: rosa en la rosa.
Tu paso hacia adelante presuroso: ruta en la ruta.
Tu puño vengador, alzado siempre: piedra en la piedra.
Tu muerte, tu regreso hacia la tierra: lucha en la lucha.

Anastasio Izalco, Lempa Aquino:
desde que tú nacistes se ha hecho necesario apedillar
la lucha y ponerle tu nombre.

(Fuego desde el Jalponga y el Huiscoyolapa,
grito desde el añil, amor desde la hondura de tus puños,
lava desde tu pecho hasta el Chicontepeque,
pueblo desde el ayer hasta la vida.)

Río y volcán: un hombre.

Otra, ultima:

Para la paz

Será cuando la luna se despida del agua
con su corriente oculta de luz inenarrable

Nos robaremos todos los fusiles,
apresuradamente

No hay que matar al centinela, el pobre
sólo es función de un sueño colectivo,
un uniforme repleto de suspiros
recordando el arado.
Dejémosle que beba ensimismado su luna y su granito

Bastará con la sombra lanzándonos sus párpados
para llegar al punto.

Nos robaremos todos los fusiles,
irremisiblemente.

Habrá que transportarlos con cuidado,
pero sin detenerse
y abandonarnos entre detonaciones
en las piedras del patio.

Fuera de ahí, ya sólo el viento.

Tendremos todos los fusiles,
alborozadamente.

No importará la escarcha momentánea
dándose de pedradas con el sudor de nuestro sobresalto,
ni la dudosa relación de nuestro aliento
con la ancha niebla, millonaria en espacios:
caminaremos hasta los sembradíos
y enterraremos esperanzadamente
a todos los fusiles,
para que un raíz de pólvora haga estallar en mariposas
sus tallos minerales
es una primavera futural y altiva
repleta de palomas.